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Un inglés de 78 años cambia de pueblo español después de 20 años: "No quería vivir entre británicos”
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Un inglés de 78 años cambia de pueblo español después de 20 años: "No quería vivir entre británicos”

España sigue siendo el destino soñado para miles de jubilados europeos. Pero algunos, cansados de vivir rodeados de compatriotas, buscan ahora una vida más auténtica lejos de las costas saturadas

Foto: Una pareja de jubilados británicos en la Costa del Sol (EFE)
Una pareja de jubilados británicos en la Costa del Sol (EFE)

España, el país del sol, la vida relajada y los pueblos con encanto, sigue siendo un imán para los jubilados europeos, especialmente noruegos, británicos y alemanes. Cada año, miles de ciudadanos del norte de Europa hacen las maletas y se instalan en nuestro país buscando calidad de vida, buen clima y una sanidad accesible. Con una oferta amplia de destinos tranquilos y soleados, no es de extrañar que el mapa español esté cada vez más salpicado por estas comunidades internacionales.

Alfaz del Pi, en Alicante, se ha convertido en el gran refugio de los noruegos, hasta el punto de contar con colegio, iglesia y supermercado con productos importados de Escandinavia. Los alemanes, por su parte, han conquistado las Islas Baleares y las Canarias, donde el idioma alemán suena con total naturalidad en calles, bares y clínicas privadas. Y los británicos siguen fieles a Benidorm (Alicante) o Mijas (Málaga), lugares donde pueden disfrutar del clima mediterráneo sin alejarse demasiado de las costumbres y tiendas de su país de origen.

Foto: Esta ciudad de Castilla y León es una de las que recomienda un medio británico para jubilarse (palencia-turismo.com)

Sin embargo, esta masiva presencia extranjera no resulta atractiva para todos. Algunos expatriados empiezan a buscar una “España más española”, lejos de los núcleos turísticos abarrotados de compatriotas. Es una nueva tendencia que, aunque todavía minoritaria, va ganando terreno: jubilados europeos que se alejan de la costa para mudarse a ciudades interiores más auténticas, más tranquilas y con menor densidad turística. Toledo, Ávila, Salamanca o la comarca de Ronda han empezado a recibir a estos nuevos vecinos, más interesados en la cultura y el idioma que en los fish and chips o el sol eterno.

Peter Moreve: del sol de Mijas al alma de Lucena

Peter Moreve, británico de 78 años y exconsultor en Londres, llegó a la Costa del Sol en 2006 con un objetivo claro: jubilarse bajo el sol mediterráneo. Eligió Mijas Costa como su nuevo hogar, seducido por el clima, la tranquilidad y el estilo de vida relajado que contrastaban con el bullicio londinense. Durante un tiempo, la experiencia fue exactamente lo que había imaginado. Sin embargo, con el paso de los años, el paisaje humano fue cambiando y el entorno empezó a parecerle cada vez menos español.

Todos mis vecinos eran británicos. No era España, era Inglaterra con sol”, explicó en una entrevista con Euro Weekly. La creciente presencia de compatriotas, que ya representan el 40 % de la población en Mijas, terminó por agotar su ilusión. Lo que empezó como un sueño de integración y vida local se transformó en una rutina familiar, con comercios y servicios adaptados al público extranjero. Moreve sentía que había dejado Reino Unido para encontrarse, en el fondo, con una versión ligeramente soleada de lo mismo.

En busca de una inmersión cultural auténtica, Peter decidió mudarse en 2018 a Lucena, un pueblo de unos 43.000 habitantes en el interior de Córdoba. Allí, con menos presencia de expatriados y un entorno más genuino, asegura sentirse verdaderamente parte de la comunidad: “Si vivo en un país, quiero formar parte de él. Quería vivir en España, no entre británicos”. Aunque su nivel de español no le permitiría aprobar el examen de nacionalidad, se desenvuelve con soltura y disfruta del día a día. “Me gusta que cuando entras en una tienda todos te saluden”, afirma. Además, valora especialmente el carácter cercano y tolerante de los españoles, muy distinto al de sus antiguos vecinos británicos.

España, el país del sol, la vida relajada y los pueblos con encanto, sigue siendo un imán para los jubilados europeos, especialmente noruegos, británicos y alemanes. Cada año, miles de ciudadanos del norte de Europa hacen las maletas y se instalan en nuestro país buscando calidad de vida, buen clima y una sanidad accesible. Con una oferta amplia de destinos tranquilos y soleados, no es de extrañar que el mapa español esté cada vez más salpicado por estas comunidades internacionales.

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